viernes, 11 de febrero de 2011

Me revienta el desprecio de los Españoles por su propia historia, algo que asombra a cualquiera. Es ignorancia claro, de la que tan culpables son los ciudadanos como los responsables políticos (¿habria que decir causantes?) de esa inopia.


Esta España que desprecian fué, entre otras cosas capaz de levantar un imperio gigantesco. Y lo que es mucho más importante: de administrarlo. Organizarlo y administrarlo cuando una simple carta necesitaba más de dos meses de dificil navegación.


Capaz de mantener abierta la navegación y de defenderlo en tierra con cuatro soldados mal contados.


No son cosas de paisejo despreciable.


Sin necesidad de retroceder tanto, antes de ayer mismo, la forma como salimos de la dificilísima situación que se nos planteaba al final del triste periodo de la guerra civil y la dictadura no es precisamente para avergonzarse. A pesar de los errores, ya quisieran muchas sociedades poder demostrar una capacidad política como la que acreditó la española entonces.


No, yo no me avergüenzo del pasado de mi país. Lo acepto entero y me siento orgulloso de aquello de lo que puedo sentirme orgulloso.

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